Por: Carlos Alberto Alcántara.
Una de
las celebraciones más importantes de México se realiza en el mes de noviembre.
Según el calendario católico, el día primero está dedicado al día de “Todos los
Santos” y el segundo día a los “Fieles Difuntos”. En estas dos fechas se llevan
a cabo los rituales para rendir culto a los antepasados.
Es el
tiempo en que las almas de los parientes fallecidos regresan a casa para
convivir con los familiares vivos y para nutrirse de la esencia del alimento
que se les ofrece en los altares domésticos. Y es así como la entidad de
Pátzcuaro, Michoacán se viste de gala para presenciar una de las tradiciones
más hermosas en cuanto a rituales de día de las almas, se refiere.
La
celebración del Día de Muertos, como se le conoce popularmente -también
conocida como noche de muertos-, se practica a todo lo largo de la República
Mexicana. En ella participan tanto las comunidades indígenas, como los grupos
mestizos, urbanos y campesinos. En la región lacustre, los poblados en que la
festividad ha cobrado más fama, son Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Janitzio, Ihuatzio
y Zirahuén, entre otros.
Los
pueblos purépechas que rodean el lado de Pátzcuaro y la isla de Janitzio se
llenan de cempasúchil, velas y olor a incienso. Miles de ofrendas con platillos
típicos y bellos adornos, procesiones y danzas con las que los pobladores
celebran la llegada de sus muertos. Diablitos de barro en Ocumicho, Piñas de
cerámica vidriada en San José de Gracias, Madera y Cerámica en cápula en donde
hoy se hacen las famosas Catrinas. Los bordados de blusas y los ruedos de los
pantalones de los hombres en toda la región, y en Pátzcuaro mismo tallado de
madera, deshilado, mantas, petate, guitarras en paracho, muebles coloniales y
tallados en pichataro.
Ya
llegando a la isla de Janitzio, por la orilla del Lago van combinando los
pinos, con las casitas y cabañas que le dan un toque tan atractivo y único.
Pero ya llegando a lo que en especial nos trajo a Pátzcuaro a la ceremonia de
la Noche de Muertos, acuden las madres y los hermanos de los niños que no
conocieron las penas y alegrías de los adultos, levantando en sus tumbas
altares adornados con las más hermosas flores, los más deliciosos dulces y
juguetes de madera y paja, que no pudieron disfrutar en vida.
Esta
ceremonia se efectúa la noche del 31 de octubre; velación de los angelitos, es
la más dulce y conmovedora ceremonia, inusitada para ciertas concepciones
modernas que se realiza dentro del atrio de la iglesia de la isla de Janitzio,
el día primero de noviembre de siete de la tarde a las diez de la noche.
De
todas las celebraciones de muertos que se conocen, la de Janitzio es la más
famosa y vistosa, celebrada con un profundo misticismo, respetando y
conservando hasta donde es posible sus propias costumbres, que no pudieron
borrar los evangelizadores españoles.
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